sábado, 5 de octubre de 2013

Leyendas Palentinas

LEYENDA DEL DUQUE DE FRIAS


Cuentan de el peregrinas empresas. Llevaba con orgullo el titulo de señor de Camporredondo y Duque de Frías. Todos le rendían pleitesía y su voluntad no tuvo nunca súbditos rebeldes. Nunca sintió el miedo, caminaba solo y anunciaba su regreso “al palacio” que tenia en Camporredondo con pistoletazos al aire. Cuando estaba en camporredondo todos los pastores tenían que pagar el derecho de “asadura” si querían pasar por el puente de la Vega (camporredondo).

En las noches crudas de invierno, las mozas de su comarca tenían que asistir a escarmenar la lana de sus borregos, en primavera la hilarían las ancianas.

Este infanzón, como casi toda la nobleza de esa época, no se cansaba de acogotar a sus vasallos, los cuales tenían que sufrir en su propia carne los caprichos de este Duque temerario. Tan solo una vez, la mujer del Corregidor se negó a sus deshonestas peticiones y este vengativo la mando dar azotes en la plaza de la villa. Este hecho llego a oídos del monarca, el cual le apercibió y le mando un alguacil de corte con el fin de poner freno a sus desmanes. Pero a este noble vasallo le recibió el Duque con todos los honores y agasajos y cuando este ya estuvo confiado, una noche le embosco a unos perros de presa, los cuales le descuartizaron. Ante este nuevo hecho no valieron excusas, el rey le quito todos los privilegios y prebendas, quedando como uno más de sus vasallos. Contra esta postura del monarca el se revelo, ya que las gentes de Camporredondo se negaron a prestarle pleitesías y atender sus caprichos.

Pero ocurrió que un día se celebraba una boda en Camporredondo y después de la ceremonia apareció en la plaza el duque reclamando su derecho de pernada, que junto con otros, el rey le quitara. A esta petición el pueblo y el concejo de Camporredondo se negó haciéndole frente al tirano, el cual, como bestia acorralada, asió a la moza por el brazo y la arrastro hacia si. El marido se lanzo a por el Duque, el cual le disparo a quemarropa, quedándole tendido en el suelo. El pueblo se acobardo y amedrento, por lo que el Duque pudo darse a la fuga con la doncella entre sus brazos.

Nunca mas regreso por camporredondo y sus tierras y posesiones fueron abandonadas y pasando de mano en mano. Con el tiempo llego la noticia de que había muerto de una lanzada peleando en Flandes.

¿Leyenda? ¿Realidad?, lo cierto es que por los datos que se nos aportan en la tradición, estos corresponden con Don Iñigo Fernández de Velasco, descendiente del Conde Haro, Condestable de Castilla, Virrey de Granada y Señor de Camporredondo y Duque de Frías.

Como recuerdo  quedan cerca del casco urbano unas ruinas que nos aseveran su presencia

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