Esta expresión aparece ya en El Quijote, de Miguel de Cervantes. Decía el escritor que luchar a capa y espada por algo o por alguien es defenderle a todo trance y por encima de todo. Y explicaba que a capa y espada era el modo en que luchaban los caballeros, liándose la capa al brazo izquierdo para parar los golpes mientras manejaban la espada con la mano derecha, al contrario que los pícaros, que peleaban a capotillo y puñal.
De esa forma valiente de afrontar los lances, propia de los caballeros, deriva la frase, que se aplica actualmente a toda defensa decidida y con empeño que hacemos de algún negocio o persona. También dio origen a las comedias de capa y espada, con conflictos de honor y amor, muy populares en el Siglo de Oro.
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