Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios, aunque uno tenga en tierra extraña y lejana la mansión más opulenta.
Odioso para mí, como las puertas del Hades, es el hombre que oculta una cosa en su seno y dice otra.
Todo hombre sabio ama a la esposa que ha elegido.
Dejemos que el pasado sea el pasado.
La fortuna es como un vestido: muy holgado nos embaraza, y muy estrecho nos oprime.
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