miércoles, 25 de septiembre de 2013

Jean Thiriart

La Historia conoció las ciudades-Estado: Tebas, Esparta o Atenas; más tarde Venecia, Florencia, Milán, Génova,… Hoy conoce los Estados territoriales: Francia, España, Reino Unido o Rusia. Y al fin descubre los Estados continentales, como los Estados Unidos de América, la actual China y la URSS de ayer
La Europa de hoy atraviesa un periodo de transformaciones. Debe pasar del estadio, más o menos estable, de los Estados territoriales al estadio del Estado continental. Para la mayoría de la gente esta transición está obstaculizada por la inercia mental, por no hablar de la pereza de ánimo.

A pesar de no ser más grande que un pañuelo, Esparta tenía gran vitalidad desde el punto de vista histórico; vitalidad, ante todo, en su aspecto militar. Sus dimensiones y sus recursos eran suficientes para contener un ejército capaz de ganarse el respeto de todos sus vecinos. Aquí nos acercamos al problema capital de la vitalidad de los Estados. La ciudad-Estado histórica fue sustituida por el Estado territorial. El Imperio Romano tomó el lugar de Atenas, Esparta y Tebas. Y sin esfuerzo
Hoy, la vitalidad histórica del Estado depende de su vitalidad militar, que a su vez depende de la vitalidad económica; lo que conduce a la siguiente alternativa. Primera hipótesis: los Estados territoriales son forzados a convertirse en satélites de los Estados continentales. Francia, Italia, España, Alemania o el Reino Unido, representan solo la ficción de Estados independientes. Desde hace tiempo, desde 1945, todos estos países se han convertido en satélites de los Estados Unidos de América. Segunda hipótesis: estos estados territoriales se transforman en un único Estado continental: Europa

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