Alcantarillas
El reino de los epiplasmas: la alucinante comarca de las atarjeas: donde vertían las ciudades (animal, vegetal, mineral, hombre) sus últimas substancias disueltas en fango.
Me arrodillé en la linde del reino, como ante una Creación del Mundo, al revés.
Ante mí fluía la vida orgánica en su postrer metamorfosis visible, en el postrer reducto de su individualidad.
La vida en el final de su vida: en su epiplasma.
Alegrías papel bodas alambres materia materia materia materia rosa flecos amor cartón penamateria materia materia metal sangre mondas óxidos materia materia materia materia lágrimas vino nostalgia madera materia materia materiabarro risa corcho telas cristal materia materia materia materia pus esperanza agua dolor luz materia materia materia materia materia materia materia materia…
Fluía la materia ante mí casi como ante Dios el primer día.
Tomé unas gotas del infralime limo. (¡Limo subliime!)
Las suficientes para impregnar de vaga trascendencia este libro.
Que nadie lea sin aseptizar —de antemano— sus papilas olfactales.
De "Yo, Inspector de alcantarillas" (1928). Primer libro surrealista en España.
Ernesto Giménez Caballero (GeCé)
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