Partimos los tres: el Caballero, la Muerte y el Diablo
Nuestra brújula señalaba el quinto punto cardinal
- Usted no tiene que pensar ¡sino marchar! -
El objetivo siempre fue llegar hasta el extremo...
Atrás quedó la ciudad negra de los hombres
y sus edificios que proyectaron sombras en mi tierra
Y tanto abracé al sol de mediodía
que no pude separarme de él a la hora del crepúsculo
Atravieso desde entonces la Noche de las Noches
Mi árbol florece en el invierno más terrible
Si resisto, perdurará mi corazón - me repito
La lluvia cae desde el alma al cuerpo...
Mi caballo ha partido hacia la estrella más brillante
Las balas le rozan, el sol esclarece sus cabellos
Su vista se mantiene siempre ida hacia un punto
Más allá del Frío y la Tormenta.
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