miércoles, 25 de junio de 2014

Edgar Allan Poe

                    
No tengo ideal social. Creo que toda sociedad es por esencia despótica, celosa no sólo de toda superioridad, sino simplemente de toda independencia y originalidad. Afirmo esto de toda sociedad, cualquiera que sea, democrática o teocrática, sea de la sociedad del futuro como de la del pasado y del presente.
Georges Palante.
¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor… un sencillo deber.

                    
No tengo ideal social. Creo que toda sociedad es por esencia despótica, celosa no sólo de toda superioridad, sino simplemente de toda independencia y originalidad. Afirmo esto de toda sociedad, cualquiera que sea, democrática o teocrática, sea de la sociedad del futuro como de la del pasado y del presente.
Georges Palante.
¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor… un sencillo deber.
La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia.
Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura.
 
Cuando un loco parece completamente sensato, es ya el momento de ponerle la camisa de fuerza.
                    
Lo que el mundo llama genio es el estado de enfermedad mental que nace del predominio indebido de algunas de las facultades. Las obras de tales genios no son sanas en sí mismas, y reflejan siempre la demencia mental general.
No tengo ideal social. Creo que toda sociedad es por esencia despótica, celosa no sólo de toda superioridad, sino simplemente de toda independencia y originalidad. Afirmo esto de toda sociedad, cualquiera que sea, democrática o teocrática, sea de la sociedad del futuro como de la del pasado y del presente.
Georges Palante.
¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor… un sencillo deber.



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