Jägermeister, que en alemán significa maestro cazador, fue un término acuñado en 1934 (en el marco de la ley de caza «Reichsjagdgesetz») para nombrar a los guardabosques y altos forestales de la administración pública germana. Es precisamente en aquella época cuando un apasionado de las cacerías llamado Curt Mast, decide utilizar el citado vocablo para dar forma a su nueva creación: una singular bebida que hará más llevaderas las frías noches persiguiendo a la presa.
Durante la Segunda Guerra Mundial, este licor adquirió una gran relevancia en el seno de las tropas alemanas al ser utilizado como anestésico y debido a su alta graduación alcohólica, también aprovechado como desinfectante. La relación con el régimen nazi llegó hasta el mismísimo Hermann Göring. El que fuera considerado sucesor de Hitler, nombrado «Reichsjägermeister» por su gran afición a la caza, contribuyó a su popularización entre los altos cargos del III Reich.
Su singular logotipo (la cabeza de un ciervo con una cruz en medio) guarda relación con la «Leyenda de San Huberto», basada en la historia de un impulsivo muchacho que movido por una terrible voracidad, dedicaba gran parte de su vida a aniquilar cuantas especies salieran a su paso. Un día en el bosque se cruzó con un preciado ciervo blanco, presa propicia para obtener tan magno trofeo. Pero cuando se disponía a matarlo, observó entre el astado una fastuosa cruz y sus dedos se quedaron petrificados en el gatillo de la escopeta. Desde aquel momento decidió abandonar sus malas prácticas y luchar por la implantación de una caza regulada.
Cortado y pegado de un medio de desinformación puntero.
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